Sin nombrar, se me nota
el brillo por doquier.
Postura innombrable, todavía no se me hace piel.
Esa gracia está brotando.
Estoy puliendo cristales (opacos sin querer),
soy un maniquí, una grulla de papel.
Visto los cielos,
espalda de terciopelo,
los ojos de infierno
y la boca de miel.
Nudo recurrente que a veces contengo,
pero otras me sale sin querer.
Pedestal fucsia que me pone en pie y a
mis profundas fantasías (las de mi ser).
Allá en las alturas,
expresando placer,
brindándolo,
tengo las manos sujetas
al abismo del brillo
que se impregna a mi piel.
Perfume fucsia, perfume excitantemente vivido,
bebido por doquier
porque la atmosfera no está resuelta,
todavía falta ver.
Me voy a enriquecer.